Época: Renacimiento5
Inicio: Año 1400
Fin: Año 1500

Antecedente:
El arte en la corte de los Médici

(C) Victor Nieto y Alicia Cámara



Comentario

Aunque se ha indicado que el aristotelismo tuvo también su papel en la Florencia del fin de siglo -Lorenzo hizo traducir también a Aristóteles-, en la corte de Lorenzo fue la filosofía neoplatónica la que creó todo un entramado de claves que nos permiten entender alguna de las obras de arte producidas en esa corte. La Academia neoplatónica, reunida en torno a Marsilio Ficino, tuvo su sede en la villa Careggi. Sobre la relación de esta Academia con los artistas no hay constancia documental, salvo en el caso de Pollaiuolo, pero se puede suponer que muchos otros también se relacionaron con ella y conocieron su filosofía, pues así lo muestran sus obras. Es significativo el interés de Ficino por vincular la figura de un Alberti, ya anciano, con la Academia. Ficino escribió que Alberti era uno de sus íntimos amigos, con quien compartía e intercambiaba ideas e investigaciones. También Landino, otro de los miembros de la Academia, lo elogió en sus escritos y no hay que olvidar que el "De re aedificatoria" de Alberti se publicó en Florencia, en 1485, con un prefacio de Poliziano.
Ficino escribió la "Theologia platónica" desde 1474, aunque no se publicó hasta 1492. Pico della Mirandola escribió en 1486 "De dignitate hominis". Ambos conciben una religión universal de carácter humanista. Las reuniones en la villa Careggi estaban presididas por un busto de Platón y el 7 de noviembre conmemoraban todos los años el "Banquete", pues los platónicos y, luego, los neoplatónicos de la época helenística, también lo habían celebrado. Se leía el "Banquete" de Platón -que fue una de las obras de más éxito en el Renacimiento- y se comentaba. La fama de esta Academia hizo que fuera visitada por humanistas de Oxford, París o Colonia y sus ideas se proyectaron en otras cortes.

La conjunción entre mundo antiguo y cristianismo, lograda por los neoplatónicos, explica, precisamente en este siglo, el éxito de esta filosofía. Para Ficino el amor es un circuito espiritual que recorre el universo, es desiderio di bellezza y esa belleza existe bajo dos formas, simbolizadas por dos Venus, la Venus celeste y la Venus terrenal. Ese poder del amor, encarnado en la figura de Venus, es lo que relaciona al hombre con la divinidad. Según la filosofía neoplatónica, al hombre se le presentarían dos caminos en su vida: el de la vida contemplativa, regida por Saturno y por la Venus celeste, y el de la vida activa, regida por Júpiter y por la Venus terrenal. Uno se asocia a la vida en el campo (por ejemplo en una villa como la misma de la Academia) y el otro a la vida en la ciudad, pero ambos llevan por igual a la salvación del alma. La melancolía presente en la vida contemplativa impregnó muchas obras de la corte de los Médici que parecen querer recuperar con nostalgia una Antigüedad perdida.